Me llamo Wilson Benítez y soy voluntario de la escuela piecitos de Misiones (Argentina)

Ingresé a Prosegur en el año 2001 como Custodio de Unidad Blindada, y he ido creciendo en la empresa, pasando por varios cargos, hasta desempeñarme actualmente como Asistente de Gestión de Riesgo.

Por el año 2007, la empresa se encontraba en la búsqueda de escuelas para sumar a Piecitos Colorados, y en ese momento se define incorporar al programa a “Escuela Provincial N° 800”, situada en El Dorado, Provincia de Misiones. En aquel entonces, recuerdo que yo pasaba largas jornadas en el camión blindado recorriendo parte de la ruta Nacional n° 12 donde se ubica la escuelita; y así veía constantemente el centro educativo, a los niños y sus docentes.

Soy uno de los pocos empleados en conocer la escuela antes y después de las obras de infraestructura. Me acuerdo que cuando entré al colegio por primera vez me invadió un sentimiento de impotencia y tristeza, porque no podía creer que en pleno siglo XXI existiera tanta desigualdad. Vi un edificio construido con tablas de madera, por las que pasaba no solo el frío, sino insectos peligrosos de la zona; en la que no había sanitarios aptos, ni cocina digna, y donde la mayoría de los alumnos estaban desnutridos.

Desde ese momento mi propósito fue hacer lo que estuviera a mi alcance para ayudar en este programa que iniciaba la empresa. Así, formamos un grupo entre los compañeros de trabajo, y pusimos nuestro granito de arena como voluntarios. Desde entonces soy parte de un equipo que se ocupa de llevar alimentos comprados con lo recaudado en la Colecta Nutricional; las mochilas, zapatillas y útiles que entrega la Fundación Prosegur cada principio de año; los juguetes y ropa que recolectamos con amigos y familiares... Acompañar a la Fundación Prosegur desinteresadamente en este proyecto es una de las tareas que más orgullo me hace sentir.

Recuerdo un día que llevamos los alimentos al comedor escolar, justo en el momento en que iban a servir el almuerzo. Me emocioné al ver la cara de los niños esperando su comida, todos sentados con sus respectivos platos y vasos... ¡no me olvido de esas caritas de felicidad e inocencia! En ese momento recordé una frase de uno de los precursores de Piecitos Colorados, Roberto Montesinos, cuando dijo “Los sueños de los niños no se roban”. Y creo que esa es la base de lo que nos impulsa a seguir apostando por el futuro de estos niños de la mano de la Fundación Prosegur.