Un Talento dentro y fuera de la cancha

Conoce a Gabriel, nuestro compañero del Office Team en Madrid. Hace unas semanas ganó - junto a su equipo ADISLI Raptors - la medalla de bronce en el Campeonato de España de Baloncesto FEDDI

Desde hace cinco años, Gabriel Pérez forma parte del equipo de Inmuebles en la sede de Prosegur en Madrid. Llegó a la compañía a través del Plan de Inclusión Laboral para Personas con Discapacidad Intelectual que impulsamos desde la Fundación, y desde entonces no ha dejado de crecer ni como profesional ni como persona. Pero hay otro espacio donde también brilla: la cancha de baloncesto. Junto a su equipo ADISLI Raptors, ha conseguido la medalla de bronce en el Campeonato de España organizado por la Federación Española de Deportes para Personas con Discapacidad Intelectual (FEDDI).

Para él, el baloncesto no es solo un deporte. Es su lugar, su terapia y su forma de conectar con los demás. En esta entrevista para el Programa Global de Bienestar Integral de Prosegur, PRO360, nos comparte cómo ha sido su evolución en la compañía y cómo el baloncesto se ha convertido en una parte esencial de su vida.
 

Este año has vivido una experiencia muy especial con tu equipo, los ADISLI Raptors. ¿Cómo fue ese momento?

Ha sido increíble. Participamos en el Campeonato de España de FEDDI en Girona. Representamos a la Comunidad de Madrid y conseguimos el tercer puesto. Fue emocionante. Recuerdo especialmente un partido decisivo: íbamos empate y quedaba poco tiempo. Tiré un tiro libre… y entró. Esa canasta nos clasificó para todo lo que vivimos después. No lo olvidaré. Sentí que todo el esfuerzo, los entrenamientos, las dudas, habían valido la pena.
 

¿Qué papel ha jugado el deporte, y en concreto el baloncesto, en tu historia personal?

El baloncesto siempre ha estado presente. Mi padre fue quién me introdujo en este deporte. Cada fin de semana, le acompañaba a jugar partidos de baloncesto. Guardo un gran recuerdo porque significaba un momento a solas con mi padre.
En el colegio no me despegaba de la pelota ni de la pista. Pero fue en la adolescencia cuando el baloncesto adquirió un nuevo sentido. Cuando entré en ADISLI, la Asociación para la Atención de Personas con Discapacidad Intelectual, quería formar parte de su equipo de baloncesto, pero mis padres se negaban en rotundo. Tenían miedo de que mis problemas cardíacos pudieran ponerme en riesgo. Yo entendía la situación y las recomendaciones médicas, pero cuando tienes 15 años y una pasión, todo parece un problema irremediable. Fue muy duro.
 

Pero eso cambió en unos años, ¿no?

Afortunadamente. Tras varias operaciones y revisiones médicas, por fin los médicos me dieron el visto bueno. Empezar a entrenar fue un momento muy especial. No juego en ligas profesionales. Las exigencias de un deportista profesional son muy elevadas. Pero eso no impide que lo viva con la misma pasión. Es mi forma de canalizar todo: emociones, energía, ganas de superarme.

Has hablado de cómo el deporte ayuda a incluir. ¿Lo sientes así también en tu entorno?

Totalmente. En la pista todos somos iguales. No importa si tienes una discapacidad o no, lo que cuenta es el respeto, el compromiso y el trabajo en equipo. A veces veo a personas que tienen todas las capacidades para hacer deporte y no lo hacen. No se trata de competir ni de ganar, se trata de estar bien contigo mismo, de sentirte parte de algo. El deporte me ha ayudado a valorarme y a encontrar mi sitio.

¿Cómo ha sido tu evolución dentro de Prosegur?

Cuando empecé, tenía claro que quería dar lo mejor. Era mi primer empleo estable y, aunque me costó al principio, poco a poco fui encontrando mi sitio. Empecé con tareas sencillas, y hoy ya participo en la organización de eventos, revisión de espacios y apoyo logístico. Intento contribuir en todo lo que puedo. Estoy muy agradecido por la confianza que han depositado en mí. Trabajar aquí me ha enseñado a ser más responsable, a colaborar, a confiar más en mí mismo.

¿Y ahora? ¿Qué esperas del futuro?

En lo inmediato, tenemos la final de la Copa FEMADDI en junio. Entrenamos fuerte y confiamos en hacer un buen papel. A largo plazo, quiero seguir mejorando, disfrutar de lo que hago y demostrar que no hay límites cuando se tiene voluntad. Si con mi historia puedo animar a alguien más a intentarlo, a no rendirse, ya habré cumplido un objetivo muy importante. Al final, se trata de eso: de inspirar con lo que haces.

Desde la Fundación Prosegur, celebramos su ejemplo y nos sentimos afortunados de tenerle en nuestro equipo. 
¡Enhorabuena, Gabi!