20 horas en coche para romper la Brecha Digital

Como empleado de Prosegur desde hace 8 años, soy testigo de cómo nuestra compañía trabaja para apoyar el progreso de las comunidades donde estamos presentes. Con la llegada de la pandemia tuve la oportunidad de ver cómo la virtualidad aisló aún más a las personas de entornos menos favorecidos, así que, desde mi rol en microinformática, quise contribuir a paliar esta situación. Con esta idea en mente, me propuse reacondicionar y gestionar -junto con otras áreas de la compañía- la donación de computadores que se estaban dando de baja en la empresa a escuelas vulnerables. 

Porque, ¿qué mejor manera de contribuir a crear una sociedad más inclusiva y con menos desigualdades, si no es a través del apoyo a la educación de quienes serán los ciudadanos del mañana? 

Al compartir esta idea con mi familia, llegamos a la conclusión de que “como seres humanos tenemos la responsabilidad de dejar huella en el mundo, porque la vida consiste en vivencias y qué mejor que basarlas en el amor, la bondad y el servir; sobre todo de la mano de los hijos.” 

Estoy muy feliz de haber compartido esta experiencia con mis hijas y esposa. Los kilómetros recorridos por las montañas de los Andes Colombianos para llegar a las escuelas y realizar la entrega de equipos informáticos han sido gratificantes; porque cuando llegamos a esos pueblos apartados de nuestra geografía, los niños y niñas, docentes y sus familias nos reciben con la mejor de las sonrisas y sus rostros se iluminan al ver cómo desde tan lejos estamos allí para darles una mano.

Sin duda, esto ha sido una gran motivación para ser Voluntario Prosegur y apoyar desde mi ámbito a que las próximas generaciones tengan más oportunidades y la posibilidad de soñar con un mejor futuro, donde sean los protagonistas.